Lo que vemos en este proyecto, es mera luz. Veladuras cromáticas construidas a través de la física, donde la paleta de color empleada en las fotografías, se produce al sumar luz con luz. Para que esto ocurra, es necesario vincular tres conceptos: tiempo, espacio y color. Pues es el comportamiento lumínico el que, al transcurrir el tiempo, genera prismas de color dentro del espacio expositivo.
Si al emplear pigmentos pictóricos como recurso plástico, sustraemos luz; por el contrario, al emplear luz como soporte, la mezcla del color resulta aditiva, y no sustractiva. Pero, al igual que manifestaba J.W.Goethe, ‘la percepción del color no sólo es subjetiva, sino también, sujeta a la experiencia’. Es decir, un color tiene la facultad de incidir en el temperamento humano, por ende, en el universo emocional.
‘Proyecto Horizonte’ es una suite de obras interconectadas que presenta condiciones conceptuales dialécticamente ambivalentes. Por un lado, la abstracción / representación de lo inabarcable del horizonte en un formato vertical; y por otro, la certeza / contingencia de una imagen lumínica que pareciera tener la cualidad fenoménica de transformarse en la retina del espectador.
Son estas mismas contradicciones las que nos permiten establecer un vinculo intimista con la obra. La mirada precisa y casi científica al observar la luz fundirse en planos de color, se transforma en un arrebato de impresiones por tratar de comprender si lo que observamos es un fenómeno óptico o divino. Pues en ocasiones, es esta misma luz que compone los horizontes, la que se manifiesta como algo sagrado, como vehículo para simbolizar la necesidad de que el espectador indague en sus propias emociones.
Una obra que funciona como Axis Mundi- un eje central que une el cielo y la tierra-. La unión entre lo terrenal y lo transpersonal. Y es mediante este vínculo intimista, que la obra de Gonzalo Maciel enuncia una estética relacional en la cual sus horizontes necesitan de la participación del espectador, no sólo para adquirir sentido, sino incluso para existir, para participar de nuestra realidad.
Laeticia Mello